CLAUDIA SCHIFFER
Si Brigitte Bardot fue el icono sexual de la década de los sesenta, Claudia Schiffer reencarnó ese deseo en los años noventa. Y si Dios creó a la mujer -en referencia a la mítica película del año 56- con el cuerpo, la actitud y el rostro de Brigitte, perfeccionó el molde cuando diseñó a Claudia Schiffer. Alemana de nacimiento, rubia, 1,82 de altura, la top de las tops de los años 90, musa de los más grandes y protagonista de un millar de portadas. Esta podría ser la síntesis de una de las mujeres más retratadas y reconocidas de las tres últimas décadas, una modelos que, como apuntó Karl Lagerfeld -descubridor y devoto de la Schiffer-: "Ofrece 10.000 expresiones distintas y mantiene una auténtica historia de amor con la cámara".
La historia de Claudia, al menos su historia como modelo, comienza en una discoteca de Düsseldorf. Claudia bailaba junto a un grupo de amigos, y el manager de una agencia se le acercó y le preguntó si le gustaría ser modelo. Nace así la leyenda y la carrera de Claudia Schiffer. Lo primero que hizo fue una campaña de Guess retratada por Ellen von Unwerth y en la que emulaba a la ya mencionada Brigitte Bardot. Poco después el Kaiser Lagerfeld puso sus ojos en ella y la convirtió en musa de Chanel . "A Karl Lagerfeld siempre le ha gustado reinventarse. La musa de Chanel había sido hasta ese momento Inès de la Fressange y, de repente, llegué yo, lo opuesto: ella era más morena, menos curvilínea... Antes no había modelos rubias en los desfiles de Chanel, así que asumo que lo que quiso fue sorprender, y lo consiguió. La reacción de la prensa fue increíble y ¡yo era tan joven que estaba totalmente abrumada!", apuntaba Schiffer en Vogue España.
Y de ahí al estrellato, la fama y la riqueza, el reinado de las supermodelos había comenzado. La cuenta corriente de Schiffer aumentó hasta cantidades de ocho cifras, se multiplicaron sus contratos, copó gran parte de las portadas de las ediciones de Vogue de todo el mundo, se hizo omnipresente en las campañas, debutó en la televisión alemana con un programa propio, hizo sus pinitos en el mundo del cine e incluso abrió una cadena de restaurantes junto a otras colegas de caché, el Fashion Cafe. Ninguna de sus aventuras fuera de la pasarela funcionó como era de esperar y, sin embargo, su imagen y su carrera se han mantenido a flote.
En 1997 con la muerte de Gianni Versace -el gran impulsor, dicen, del fenómeno de las tops- la moda de las supermodelos comenzó a decrecer. Para Claudia aquella época fue increíble: "Éramos como estrellas del rock", cuenta. Y añade: "Tuvimos mucha suerte de que el fenómeno durara tanto tiempo. Hoy en día la perdurabilidad en la moda es muy complicada, hay muchas más colecciones y modelos; cada vez es más difícil para ellas prolongar sus carreras". Gran amante de Mallorca, donde posee una mansión en la que disfruta sus veranos, a comienzos del siglo XXI decidió dejar a un lado su carrera para afincarse en Londres, casarse con el director de cine Matthew Vaughn y criar a su tres hijos: Casper, Clementine y Cosima.
Fue en 2008 cuando el fenómeno Schiffer volvió con fuerza al protagonizar algunas de las campañas más importantes de esa temporada - Louis Vuitton - y las siguientes - Chanel , Yves Saint Laurent , Salvatore Ferragamo -. No contenta con todo, recientemente ha decidido ampliar la familia y lanzar una línea de prendas basada en el cachemir. Conclusión: Se puede decir que tenemos Schiffer, por suerte, para largo.
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