jueves, 2 de febrero de 2023

Desfile Schiaparelli

 UN MINIMALISMO ACORDE A LOS NUEVOS TIEMPOS: ASÍ HA SIDO EL DESFILE DE SCHIAPARELLI ALTA COSTURA PRIMAVERA VERANO 2023

En los mundos oníricos de Schiaparelli que idea Daniel Roseberry, las gafas se convierten en ojos, las muelas en suntuosos collares y los corsés, en una réplica de esculturales abdominales. Hoy corren malos tiempos para el exceso y la industria ha puesto fin al capítulo barroquista que creadores como Alessandro Michele al frente de Gucci han exprimido al máximo. Resulta de lo más significativo que el primer desfile que ha abierto la Semana de la Alta Costura siga esa misma dirección, sobre todo teniendo en cuenta que Roseberry parecía tener carta blanca en esta tendencia al abigarramiento. 

Pero es lo que tiene el momento actual: ese ente vetusto que es por origen la Alta Costura también tiene que adaptarse al aquí y ahora, e incluso el lujo más absoluto parece demandar un minimalismo que hoy en día lo impregna todo. En su propuesta de Alta Costura de primavera verano 2023, el ejercicio de contención es una de las máximas que llama la intención en primera instancia. Como ya sucedió en la colección de otoño, Schiaparelli parece dejar el protagonismo de los accesorios, uno de sus productos estrella, para las colecciones de ready-to-wear. En la Alta Costura el foco absoluto se pone en la ropa, y en la maestría de su corte. Esta propuesta no pasa tanto por el puntillismo del detalle, sino en el conocimiento absoluto del patronaje. “Con esta colección quería alejarme de las técnicas que dominaba y entendía para optar por tomar prestada esta madera oscura donde todo da miedo, pero es nuevo, donde me abriría camino a tientas en un lugar que no conocía ni entendía”, ha reconocido el creativo al respecto de este desfile, inspirado en el Infierno de Dante.

Schiaparelli ha dejado de poner el acento en el pecho (uno de sus sellos de identidad) para realzar la cintura, otra tendencia que estamos viendo de forma reiterada en el resto de semanas de la moda. Las prendas se entallan mucho, muchísimo, a esta altura del cuerpo a través de chaquetas cuyo peplum ayuda a dar volumen visual a la cadera, enfatizando todavía más la cintura de avispa. También en abrigos acolchados (como los de la propia Elsa de 1938), vestidos de cuero negro y diseños de dos piezas cuajados de lentejuelas. 


Es un rasgo que Roseberry también ha aplicado a la sastrería: el diseñador norteamericano juega con el seductor traje de esmoquin que Saint Laurent trasladó al armario femenino en los 60. Y lo hace incluyendo pronunciados escotes que realzan el pecho y potentes hombreras y chaquetas de bajos largos que multiplican ese efecto estilizador en la cintura. En el traje de raya diplomática, el estampado redibuja la figura a su antojo, ensanchándose en los hombros y uniéndose en el talle para un resultado todavía más dramático.
La restricción cromática es absoluta: el negro, el blanco y los tonos tierra son algunas de las pocas licencias que Roseberry ha incluido en el desfile. En las apuestas de largo, el minimalismo también define los diseños de Schiaparelli, con vestidos lenceros combinados con guantes de ópera, creaciones de escote sirena o vestidos mini con estolas rígidas rodeando a la modelo, llamados a protagonizar alfombras rojas. Las transparencias, ominipresentes en las tendencias de 2023, también tienen su espacio en delicados vestidos de honor con volantes y gasas en diferentes alturas.
El corsé, ADN de la cosa, vuelve a hacer acto de aparición en la Alta Costura de primavera verano 2023. Hablamos de piezas esculturales, probablemente las más complejas de la colección, que se erigen por encima de faldas de terciopelo y patrones tipo lápiz con miles de detalles tridimensionales. En estos vestidos columna encontramos una de las formas en las que se adopta el surrealismo que define a Schiaparelli, gracias a creaciones de líneas orgánicas.

La nota surrealista por antonomasia radica en la adaptación que ha hecho Roseberry de la preferencia de su antecesora por las pieles exóticas. Elsa Schiaparelli solía utilizar piel de leopardo o de mono para sus creaciones. En 2023, este rasgo hoy impensable se traduce en vestidos imposibles con los que el estadounidense evoca a Dante Alighieri, representando la lujuria, el orgullo y la avaricia sobre las supermodelos de los 90: Irina Shayk en un vestido negro asimétrico con cabeza de león, que también ha lucido Kylie Jenner entre el público. Naomi Campbell, con un abrigo negro con cabeza de lobo y Shalom Harlow, con uno con cabeza de tigre  con las fauces abiertas. Estaban estaban hechas de gomaespuma, resina y pelo falso. “En el primer ciclo del viaje de Dante, hace frente a los terrores. Confronta un león, un leopardo y una loba. Cada uno de ellos representa diferentes cosas, pero el león y los animales están ahí como una aproximación fotorrealista diferente al surrealismo y el trampantojo”, ha dicho el diseñador.
Las emulaciones del cuerpo humano a través de piezas esculturales cobran vida a través de algún torso que ha pintado de color dorado, sin mayores artificios, o una curiosa cabeza de mujer en color cobrizo, que acompañaba un conjunto de chaqueta en color negro. El resto de universo de Roseberry se aprecia en los detalles: pequeñas cerraduras se insertan en el delantero de un corsé o en la puntera de un zapato, al tiempo que los famosos zapatos con dedos tridimensionales acompañan el resto de propuestas. Tan solo en algún look hemos podido ver un collar, unos pendientes o un bolso: el resto del desfile ha servido para poner sobre la mesa que Roseberry también sabe llevar el minimalismo a su terreno tan recargado.



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Martina Klein

 MARTINA KLEIN Nació el 7 de diciembre de 1976 en Buenos Aires (Argentina). Su familia materna es de origen ucraniano. A los 12 años emigró ...